sábado, 27 de abril de 2013

Sparring

Tú pega fuerte, como un boxeador con rabia. Como en las tardes frías las piscinas llenas de agua están vacías de gente y el muchacho con traje, corbata roja y gafas de sol de espejo pasea al perro idiota en la urbanización fantasma. Tú pega donde duele, como un boxeador que quiere ganar a toda costa. Como el que descarga música ilegal y graba CD’s piratas para introducirlos en el aparato reproductor del coche de ella y que suenen eternamente mientras recorre madrugadas de ida y vuelta del trabajo. Tú da patadas y golpes bajos capaces de tumbar hasta a un revisor de tren que quiere clicar el billete que no tienes y quiere echarte del vagón. Y escápate en medio del tumulto perseguida por un oficial de policía vestido de paisano. Empuja al gendarme para que el siguiente metro le pase por encima y convence al gordo y feo oficial alemán de que nunca sucumbirás a sus galones. Una elegancia que impregna cada cosa que toca alejada del mundanal ruido rodeada de silencios que nunca dejan de hablar.

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