sábado, 10 de marzo de 2012

Pero en realidad quiero ser Robert Shaw

Quiero ser Robert Shaw. Quiero arañar una pizarra cuando haya mucha gente discutiendo en voz alta y quiero decir no es como ir a la laguna y pescar cangrejos. Quiero enseñar mi cicatriz y contar que me hice quitar un tatuaje que ponía Indianápolis. Quiero beberme una lata de cerveza de un sorbo y estrujarla con una sola mano. Y cantar ya me marcho de aquí, bella dama española. Quiero ser el secuestrador de un vagón de metro y disparar a un rehén por la espalda mientras camina por la vía. Quiero decirle a Walter Matthau con mi perversa sonrisa, denegado, faltan 28 minutos. Y antes de secuestrar el vagón de Pelham 1,2,3, haber sido un oficial militar mercenario en África al frente de un batallón. Quiero dar esas órdenes precisas, exactas, frías, cortantes. Quiero ser el Oberst de una división Panzer en los momentos más bajos de la Whermacht, y dirigir una batalla desesperada en medio de los bosques de las Ardenas. Y decir que el frente ruso no contribuye precisamente a engordar a la gente. Y reprender a mi chófer diciéndole que se comporte como un verdadero soldado. Quiero llevar un terno elegante y que Paul Newman me deje sin blanca jugando al póker en un tren. Ser un gánster estafado y usar bigote.