lunes, 28 de enero de 2013

O Sade

En los surcos de la cara de Marianne Faithfull hay venas corpóreas de su hermana que me atosigan hasta la médula. Una Sacher-Masoch de pura cepa,  en el calendario de sus vicios imploro parafilias con Justine, ya tan adicto a ti y todo tú. Quiero que te vayas para siempre y que vuelvas para siempre y que me digas no te quiero ver jamás y que me digas te quiero ver todos los días y que te olvides de mí y que pienses sólo en mí. Y que bajemos juntos la escalera de Jacob manchada de nicotina y colillas de cigarros, un corazón para golpear de uso diario, una manzana. Y todavía más frío para que juguemos a los dardos en los autobuses atestados de muertos, camino de la morgue, bendiciendo el pan con reliquias de santos, disparando al cú-cú del reloj para que así por fin ya salga en los periódicos, ya verás que risa cuando matemos para siempre al tiempo. El tiempo es un reloj inútil muerto. Cuando se acabe el día yo y Atila pisaremos el césped de los parques públicos para hacer un camino para ti, un camino de exterminio para cruzar el parque por los jardines. Un despertador abstemio, como los objetos, nos susurrara al oído el fin, como los trenes, en un día de calor y coches, so long, Marianne, todos los días son bombas de relojería.

lunes, 21 de enero de 2013

CICLOGÉNESIS

Por la mañana mandé un mail para convocar a todos los vientos y para abrir el cielo. Y aparecí en su palacio para verla con sus gafas oscuras que se las quitó porque yo había ido para ver sus ojos. Permanecí allí invisible viendo como el techo se movía, tranquilo y mostrándole como el vendaval puede traer el frío, puede traer la lluvia, inundar todos los ríos y destruir todos los tejados pero su palacio no se vendría abajo nunca. Temblarán los techos y el frío helara las manos, se sembrará el caos pero de su palacio ni una piedra saldrá de su sitio. Y entonces le miré a los ojos y con otras palabras le dije que el viento se llevará el resto del mundo, pero no tocará su palacio.

lunes, 7 de enero de 2013

Cosas para corazones y varios.

En la penumbra
de esta noche divina y prieta,
sobre la tundra
que puebla mi alma siempre despierta
se oye un lamento como preludio de las horas muertas,
horas que pasan con la agonía de una muerte lenta.
Vuelve el silencio a vestirme de oro mi santo,
vuelve el recuerdo de mis abuelas a endulzar mi espera,
vuelven los discos que me enseñaron a adorar la música,
volvió mi padre después de veinte años,
ay, si tú volvieras;
si tú volvieras te vestiría de oro mi santo,
callaría las cosas para que pudieras oír mi canto desesperado.
Si tú volvieras te vestiría de oro mi santo,
que se calle todo para que tú puedas oír mi canto desesperado.

En la penumbra
de esta noche brillante dulce de luz oscura
se oye la voz de mi recuerdo solo caminando lento.
Se oye el recuerdo de quien quisiera morir en el intento,
ay, cómo quisiera, ay, cómo quisiera quererte menos
ay, cómo quisiera quererte menos y más oscuro
quisiera quererte lento,
no más penuria a la hora de amarte,
no más tormento
y si se hicieran realidad todos mis locos sueños
yo dejaría de soñarte tanto a cada momento.
Si tú volvieras te vestiría de oro mi santo,
callaría las cosas para que pudieras oír mi canto desesperado.
Sí tú volvieras te vestiría de oro mi canto,
callaría las cosas para que pudieras oír mi canto desesperando.

Oro santo (canción isleña)
Concha Buika.
Detalles técnicos: Para parar la música de inicio de fondo ir a la derecha al final y darle al pause.


domingo, 6 de enero de 2013

El séptimo sello

En el cielo se hizo un silencio como de media hora y yo, Antonius Block, dejé mi espada y me refresqué la cara con el agua del mar andando sobre aquella playa llena de piedras y cuando quise volver a reanudar mi camino recibí un mensaje en el móvil de un número que no conocía y qué decía:
—Estoy aquí, muy cerca.
—¿Y tú quién eres?— le contesté.
—Lo sabes muy bien.
Vale,—le dije— iré porque quiero saber quién eres de verdad.
—Ahora no, en otro momento, pero no te preocupes, volveré.
Y el vacío era como un espejo, puesto delante de mi rostro, viviendo en un mundo de fantasmas.