miércoles, 22 de junio de 2011

Observatorio

Me gustaría ser detective privado pero, claro, si lo fuese no podría decírselo a nadie. Se imaginan, ah ¿Y a qué te dedicas? Soy detective privado. Es como decir, soy inspector de hacienda o soy enterrador. Supongo que existirán todo tipo de eufemismos. Soy funcionario municipal, trabajo en el área de servicios urbanos. Sin embargo ser detective privado no admite eufemismos, luego no puede revelarse. Tampoco se puede ser detective privado en una ciudad pequeña y menos en un pueblo ya que por una parte todo el mundo sabría a que te dedicas y por otra parte en las ciudades pequeñas y en los pueblos todo se sabe, por lo que los detectives privados son innecesarios. En otro orden de cosas, ser detective privado no está bien visto socialmente. Literaria o cinematográficamente es fantástico pero en la vida real un trabajo que consiste básicamente en observar a la gente es algo deplorable. Hasta los escritores lo saben. Si quieres escribir algo que tenga que ver con la vida de las personas, aunque sea ficticio, nunca debes observarlas, debes leer como otros han escrito sobre ellas pero observarlas, nunca. Después de todo existen innumerables temas sobre los que escribir, todo ficticio, o sea a) la propia vida de cada uno y b) lo que se ha escrito sobre cualquier tema. Ah y c) sobre detectives privados, con suspense y todos los ingredientes clásicos de la novela negra. Sobre detectives que nunca observan a nadie.