miércoles, 30 de abril de 2008

Patton vs. Rommel

El título de esta entrada no está equivocado. No tendría porque haberse llamado Montgomery versus Rommel (Montgomery contra Rommel). Es cierto que durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial el general George S. Patton, general de tres estrellas al final de su carrera, nunca dirigió ninguna batalla contra Erwin Rommel, mariscal de campo al final de su carrera, al menos con la presencia física de éste. Sí contra el Afrika Korps o lo que quedaba de él, a la sazón ejército dirigido por el tal Rommel pero que ya no contaba con él porque sencillamente estaba enfermo en Alemania. Pero Montgomery, cuya graduación no viene al caso, no es apto para aparecer aquí. Ganó muchas medallas pero poca mitología. Patton sí y Rommel también. El tal Patton se ganó hasta una famosa película parte de cuyos exteriores se rodaron en Almería. Y no todos en Tabernas. Rommel no se ganó tanto. Se conformó con una peliculilla algo cutre y la aparición en varias de actor secundario. Eso sí, Rommel ganó algo que no ganó Patton pese a que tenía motivos para ganarse varios apodos. Rommel se ganó el apodo de "El Zorro del Desierto". Patton ninguno. Le llamaban sangre y agallas. Sus agallas y nuestra sangre, decían. Ja-ja-ja. Un pequeño chiste como otro cualquiera.
"El Zorro del Desierto" se ganó el apodo demostrando que en la guerra no vale siempre ser un experto conocedor del terreno sino que aunque seas nuevo en la plaza, la experiencia toreando, en este caso guerreando, es un grado. Y Rommel la tenía y la aprovechó lejos de sus "jefes" en el norte de África. Usó todas las triquiñuelas que había aprendido durante toda su vida en la guerra y en el ejército y demostró que era bastante zorro. Fue a ayudar a los italianos a Libia y empujó a los ingleses hasta Egipto haciéndoles capitular de paso Tobruk, por lo que fue ascendido a generalfeldmarshall (mariscal de campo), al día siguiente de la rendición, no cuando dice el Muy Interesante en su reciente especial sobre la Primera Guerra Mundial. Esta revista se equivoca solo en un año y cuatro meses.
Sangre y agallas se ganó ese trivial y desconocido apodo a base de exprimir a sus soldados, hacerles pasar las de Caín e incluso abofetearlos cuando lloraban. Lo malo es que había periodistas delante. Esto último le costó ser relevado del mando del VII ejercito estadounidense o aliado según se prefiera, lo cual no es moco de pavo. Llegó a la Segunda Guerra Mundial todo limpito él cuando Rommel ya estaba hecho polvo en un hospital de Alemania aquejado de varias enfermedades después de guerrear durante tres años sin parar. A Patton igual le debió fastidiar bastante no haberse enfrentado con ese zorro, bastante más inteligente que él y que comía con sus soldados en vez de abofetearlos.
No obstante Patton ganó la Segunda Guerra Mundial siendo por ello felicitado por sus jefes, aunque no lo tragaban, y ganó varios oscars por su película. Rommel la perdió y su "jefe" lo despidió de mala manera, tuvo pocas películas sin premios y más libros. Pero Patton nunca pudo soportar que nunca le apodaran, que te digo yo, "El Cabronazo del Desierto" y del resto de campos de batalla.
P.E. (Post Entrada): El pobre de Montgomery no ganó gran cosa. Solamente todas la batallas y el respeto de los historiadores.