viernes, 3 de febrero de 2012

Tomo nota

Algunas veces pienso algo que quiero anotar pero siempre ocurre cuando no llevo encima la maldita libretita de notas y si la llevo no me apetece nada anotarlo. Tengo un montón de esas libretitas, poco moleskines, que compré pensando lo necesarias que serían para esos momentos pero que una vez compradas ya nunca caigo en la cuenta de que hay que llevarlas. Podría hacer las anotaciones en el móvil que creo que tiene alguna aplicación para tomar notas, inventada para que sea lo más difícil posible encontrarla y aún peor hacer la anotación, aun con teclado alfanumérico. Ya sólo me queda pues el recurso de la servilleta de papel y el bolígrafo prestado, recurso que a veces uso y que luego tiro conscientemente a la papelera (justo después de hacer la anotación). Al fin me llevo la maldita libretita y anoto las ideas sobre las que me gustaría hacer un artículo para el periódico, los libros que me gustaría leer, la música que me gustaría escuchar, las películas que me gustaría ver y ya puestos la idea que se me había ocurrido para una entrada para el blog que me gustaría escribir. Y finalmente ni escribo esos artículos, ni leo esos libros, ni veo esas películas, ni escucho esa música ni por supuesto escribo la maldita idea que se me ocurrió para la entrada del blog pero eso sí, anotadas están.