jueves, 28 de marzo de 2013

Declaración trimestral

Yo quiero ser tu protector gástrico y tu cajero automático. Tu ángel de la guarda con chaqueta de cuero con agujeros en los bolsillos, vaqueros rotos, zapatos negros y olor a desodorante robado en un centro comercial. Yo quiero ser tu escritor de guardia, tu 061 de urgencias anímicas y materiales, tu hombre de negro alto y delgado que te rescata sin condiciones y además te invita a unas cañas, a un café, a una charla, a mirar en el pasado sin dolor y a mirar en el futuro con confianza. Yo quiero ser el general de todos tus ejércitos y dirigir por fin esa batalla desesperada que he estado esperando y para la que me he estado preparando durante toda mi vida. Yo quiero ser tu hombre del tiempo que pronostica nubes con leves precipitaciones pero que más tarde lucirá un sol esplendido en la mitad norte, con viento suave en la mitad sur. Yo quiero ser tu anticiclón, tu memoria USB, tu boli de la suerte, tu leche sin lactosa, tu escalera oscura, tu vela, tu botella de agua y tu tirita marrón en el dedo anular de la mano izquierda. Yo quiero quitarte todo el hierro que te sobra y darte todo lo demás que te falta. Yo quiero atracar una zapatería de lujo a mano armada y llevarme esos zapatos que tanto te gustan. Yo quiero ser ese paracetamol que te quita el dolor de cabeza y el dolor de todas las cosas. La tregua, el alivio, el descanso, el fin, por fin, de la guerra.