lunes, 21 de enero de 2013

CICLOGÉNESIS

Por la mañana mandé un mail para convocar a todos los vientos y para abrir el cielo. Y aparecí en su palacio para verla con sus gafas oscuras que se las quitó porque yo había ido para ver sus ojos. Permanecí allí invisible viendo como el techo se movía, tranquilo y mostrándole como el vendaval puede traer el frío, puede traer la lluvia, inundar todos los ríos y destruir todos los tejados pero su palacio no se vendría abajo nunca. Temblarán los techos y el frío helara las manos, se sembrará el caos pero de su palacio ni una piedra saldrá de su sitio. Y entonces le miré a los ojos y con otras palabras le dije que el viento se llevará el resto del mundo, pero no tocará su palacio.