miércoles, 4 de marzo de 2009

Jesús no murió por los pecados de nadie

Me refiero a Jesús Herrera, por supuesto. Tan sólo fui a verlo al teatro auditorio de Roquetas de Mar el sábado. Actuaba como protagonista de la obra "El sueño de Cosme Pérez". Es más, era Cosme Pérez que a su vez era también actor e interpretaba o venía de interpretar a Juan Rana. Toda una retroalimentación del método Stanislavski en el que un actor hace de actor. O es el actor, nunca mejor dicho. Estuve dándole vueltas a la paradoja de que si tuviese que interpretar a un mal actor tendría que actuar mal pero al mismo tiempo la actuación sería buena. Ayer coincidí con él en mi perpetuo café y lógicamente hicimos algunos comentarios sobre la obra. En este caso mi opinión sobre la obra es muy positiva, más que sobre la obra, sobre la sucesión de los hechos. Un antes, la expectativa y el anuncio de la fecha, un durante, la obra y un después, el café con el actor. Esta sucesión es para mí bastante más positiva que la obra vista como hecho aislado. El momento de la representación sólo es una parte de los acontecimientos donde el más importante y significativo sea, probablemente, el después.