domingo, 6 de enero de 2013

El séptimo sello

En el cielo se hizo un silencio como de media hora y yo, Antonius Block, dejé mi espada y me refresqué la cara con el agua del mar andando sobre aquella playa llena de piedras y cuando quise volver a reanudar mi camino recibí un mensaje en el móvil de un número que no conocía y qué decía:
—Estoy aquí, muy cerca.
—¿Y tú quién eres?— le contesté.
—Lo sabes muy bien.
Vale,—le dije— iré porque quiero saber quién eres de verdad.
—Ahora no, en otro momento, pero no te preocupes, volveré.
Y el vacío era como un espejo, puesto delante de mi rostro, viviendo en un mundo de fantasmas.