viernes, 23 de noviembre de 2012

Ella y Anubis

Mi mujer es desobediente y se salta las leyes de la física. Su entropía es menor que cero en un sistema aislado. El otro día no cumplió la Ley de Kirchhoff y la intensidad total fue mayor que la suma de todas las intensidades. Quita todos los electrones de en medio sin atender al orden de sus números cuánticos y hace ensaladas sin seguir el ciclo de Born-Haber. Y con sus magias y enseres dice no a la termodinámica y con constancia desecha las constantes empíricas. Estequiométricamente hablando es lisérgica y cúprica. Se pone los anillos de benceno frente al tocador de sustancias metálicas, tanto honor en sus cifras, tanto calor latente. Y su reacción exotérmica de perfumes bioxigena la habitación, entre un millón elevado a todo de moléculas azules de metileno sabático.