jueves, 28 de febrero de 2013

Todos los días son miércoles

Sobre todo el día que recogí a la viuda negra de Babel y recorrimos juntos la autopista llena de viento, ese día que me dijo otra vez todas esas cosas que siempre dice sobre mí a los demás cuando me mencionan, mientras oíamos el que tiraron en una fosa común acompañado sólo por cinco personas. Y en ese mundo lleno de heridas curadas escuché otra vez sus palabras que ya no eran monótonas. Un día iremos a comprar mi pequeña novela a la librería para leerla juntos, ella que no sabía lo del fantasma que le conté ese mismo día, ese día que fue como una inyección que me hizo olvidar por unas horas lo que no puede ser porque es imposible, que disfrazas una y otra vez con maquillajes de carnaval pero que vuelve porque quieres que vuelva, porque deseas que vuelva a aparecer una vez más. Lo que te cura cuando está cerca. Y te mata cuando está lejos.