martes, 22 de julio de 2008

Crónica tardía de la presentación de un libro oscuro

La noche del tres de julio de 2008 se presentó un libro en Almería. Era un libro con una portada oscura, lúgubre, misteriosa. El título del libro estaba escrito en latín. La portada reflejaba un ángel y una cruz sobre un cielo lleno de nubes, pero azul, tan azul como la muerte. El autor hablaba de realidad, ficción, futuro y de olvidarse de todo. De huir de la realidad de la que no se puede huir porque esa huida es siempre hacia delante. Es decir, cada vez hay más realidad y peor, cuando huyes de ella. Decía que dicen que la realidad supera a la ficción pero que según él también la ficción se acaba pareciendo mucho a la realidad. Y a veces no hay gran diferencia. Hablaba de ficción o mejor, de ciencia-ficción, de una ciencia ficción muy realista. Pero ¿qué ciencia-ficción no es realista? Ninguna o todas, según se mire. Es cuestión de estar o no estar luego para ver si es así o peor incluso. El futuro es por tanto más o menos como el presente, sólo que inimaginable para una persona del presente. De hecho cada uno imagina una versión diferente del futuro. Y nadie acierta nunca, o sea que crea una perfecta ciencia-ficción.

Los vasos de agua no eran más que vasos de agua y las botellas de preciado líquido expuestas en la mesa de reuniones no eran más que botellas de agua transparente (Viae Domini, XVI Splendor pag. 191 l.7-10)