miércoles, 21 de noviembre de 2012

TRÁFICO

Las calles se envuelven en teléfonos y bufandas. Esperando el semáforo, viendo gafas de sol, digo que sí a las máquinas oyendo armónicas, armónicas en las guitarras. La chica del jersey a rayas horizontales que espera en el paso de cebra el amor y la guerra canta blues y yo quiero saber si la mujer que me espera en mi casa contando con los dedos tiene sed. He visto tantos días como cláxones gritando en el trayecto entre mi casa y las casas anónimas que he decidido apagar las cajas de música. Las casas anónimas rotas entre objetos artificiales, fotografiando cada centímetro de pared llena de secretos y cómo pájaros que se estrellan en mi retrovisor desando las líneas marchitas y vuelvo. Volveré mañana a fotografiar más casas anónimas llenas de teléfonos.

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