viernes, 2 de julio de 2010

El post eterno

A ella a veces le gustaba la vida, pero sólo a veces. Ella, que tenía tanta vida. Tampoco le gustaba el mundo de todas todas. Sus fotos y sus notas están aún en páginas webs y blogs porque nadie ha sabido o ha querido hacerlas desaparecer. Claro, todo el mundo conocía de primera mano sus pensamientos, pero no sus contraseñas. El ciberespacio, pues, le brindó la eternidad o la inmortalidad. Esa inmortalidad que espera a los moradores de la red que no comparten con nadie sus contraseñas. En su blog, eterno, todavía hacen comentarios y pueden hacerlos porque ella nunca puso filtros, ni en su blog, ni en su mundo, ni en su vida.
Este pequeño relato está basado en hechos reales y por respeto he preferido no dar nombres ni detalles que permitan reconocerla, a ella, de nombre sonoro donde los hubiera.

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