sábado, 8 de enero de 2011
Querido diario (1)
Querido diario, esta noche he soñado con Josele Santiago y Miguel Ríos. Después me he levantado temprano como un niño el día de los Reyes Magos y he limpiado el coche. Más tarde me he tomado un café en un bar cercano y he leído la prensa. Leo habitualmente los obituarios y reparo en gente importante o famosa que antes no me importaba lo más mínimo. A veces pienso que se mueren sólo para que la gente les haga caso. Ayer (o antes de ayer o cualquier día hace poco, ese detalle es poco relevante) murió Gerry Rafferty, famoso por el solo de saxo de su canción Baker Street interpretado por otro pero por el que percibía 125.000 dolares anuales sin hacer nada más. Al parecer padecía de alcoholismo severo pero es que con esa renta y sin nada que hacer es difícil no padecerlo. Querido diario, te odio porque en vez de estar escribiendo estas notas debería estar escribiendo las notas del solo de saxo de Baker Street porque sin ni siquiera tocarlas me darían 125.000 dólares de renta anual y así podría ser un desconocido cuyo trozo de canción en el que suena el saxo se escucha a la vez en cientos de miles de hilos musicales de todo el planeta. Y así cuando en la sala de espera del dentista sonase el maldito solo de saxo podría decir, esa canción y ese solo de saxo es mío, mío y de nadie más y la gente me miraría como si estuviera en la sala de espera del psiquiatra. Sí, mío. Y ni siquiera lo toco yo.
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