La chica con chaqueta de piel violeta y cabello rubio recogido espera a que cambie el color de la luz del semáforo. Ella vive en el mundo de los peatones. Yo en el de los conductores y paso sin poder detenerme, porque vivimos en mundos diferentes. Su mundo es tranquilo y reglado. El mío, veloz y caótico. A lo largo de los años, cada uno, en su mundo, ha tenido todas las sombras a su alcance, una tras otra. Pero ella sabe mantener la pose hierática al esperar en un paso de cebra. Y yo, coleccionista de instantes, atesoro todas las veces en las cuales su mirada ha hablado más de la cuenta. Mañana posará una vez más, en el mismo paso de peatones, con su chaqueta de piel violeta y su cabello rubio recogido, esperando, como todos los días, que cambie por fin la luz del semáforo. Y yo siempre en mi veloz mundo, no podré, una vez más, detenerme.
2 comentarios:
Que cosa tan linda. He dicho.
Sí, coincido con Pal. Este texto es maravilloso.
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